martes, 20 de septiembre de 2011

Entre el dolor y la esperanza

Encerrados en lo más profundo,
casi ahogándolos, negándoles la luz del sol,
quedan cristales incrustados como piedras preciosas.

Pero como sol y luna, noche y día, frío y calor...
tienen dos caras, una hermosa y otra amarga,
pequeños cristales que desangran,
que nos muestran que existe esperanza...
que lo que un día fue, es que existe,
quizá en algún recoveco de una luminosa mañana.

Pero también duelen, perpetúan fisuras,
que se agrandan al intentar arrancarlos,
y como los perros, las heridas acaban siendo relamidas...

Los días y la noches se suceden, el tiempo avanza,
el olor a podrido es consecuencia del agua que se estanca,
convertidos en estatuas de sal que miran hacia algún lugar...
la tierra prometida, la tierra soñada....

Todo tiene un sentido, todo forma parte del camino,
las lágrimas, las sonrisas, el sentirse perdido,
pequeños destellos al sentirse comprendido...

Hay un lugar para cada uno,
un lugar al que regresar buscando refugio,
donde nos volvemos a convertir en niños,
donde podemos quedarnos desnudos...

Sabemos que llega, a pesar de renuncios,
de falta de fe en un mismo,
de caminos mal tomados, torcidos...
sólo hace falta no dejar que muera la esperanza,
y no dejar morir lo mejor de nosotros mismos.