miércoles, 3 de marzo de 2010

Los mejores años de mi vida

Quizá pudiera parecer un atrevimiento marginar otros momentos felices de mi vida para dar más lucimiento a unos momentos concretos. Normalmente, todo se valora en el momento que ocurre, pero el paso del tiempo tiende a revalorizar todo lo bueno. Es lo que llamamos nostalgia. Recordamos lo que ya no está, lo que no volverá. Aquel verano, aquella canción, aquel sabado, aquel día....aquel amor.
Hasta aquel momento sentía que, aunque había habido cosas bonitas y cosas que no lo fueron tanto, nunca había vivido la magia en la vida misma. He construido un mundo de incredulidad, en parte por mi experiencia, en parte por mi propia culpa. Para creer en uno mismo, basta con accionar un botón en alguna parte de tu cerebro. Tán sólo hay que buscarlo...
A veces pensé que la vida no me llevaría hacia algo así. Entonces ocurrió...y poco a poco, me sacudí del miedo y dejé que mi corazón se abriera y se estremeciera con cada palabra bonita, con cada mirada, con cada abrazo, con cada encuentro, con cada momento de apoyo, con las conversaciones... Por una vez, me sentí realmente importante para alguien. Eso no significa que antes no lo hubiera sido, pero no de esa manera.
Todo brillaba de una forma nueva, diferente, y la palabra felicidad adquirió un significado tan nuevo, que a veces, me sentía inocente, falto de nociones para poder explicar todo aquello. Cada momento fue especial, tanto que quedaron grabados en mi interior. El tiempo no ha hecho que pierdan su vigencia.
Creí en la eternidad. Pero ésta no siempre es posible. Llegó el final. Fue un mazazo muy grande. El mundo conocido se desmoronó. Me sentía tan perdido que no me encontraba. Y cuando me encontré, ya no era el mismo. Caminé sin rumbo durante mucho tiempo, levantándome y cayéndome. El tiempo, dicen, cicatriza todas las heridas. Es verdad, ya no duele. Encerrados los recuerdos en cajas de metal, guardadas las palabras en sobres cerrados y recuperando la amnesia como método para seguir caminando, ahora queda el recuerdo de momentos tan hermosos que quedarán para siempre en mi interior.
En memoria de todo lo que fue. Gracias.

1 comentario:

  1. Creer en uno mismo es cuestión de tiempo y constancia, de ordenar tu mundo interior, no sólo vale con accionar un botón...

    ¿Sabes? Me alegro mucho de que lo recuerdes así porque en realidad lo vuestro fue algo mágico... son cosas que pasan muy pocas veces en la vida...

    Pero cómo me dijo una gran amiga; son cosas que pasan, casos que posan...

    Si viene, conviene... ;)

    ResponderEliminar