lunes, 12 de abril de 2010

Epílogo

Siempre me llamaron la atención esos libros, que tras finalizar, dedican un pequeño espacio a las conclusiones finales, despidiéndose muchas veces del lector. Podría ser considerado un detalle por parte del autor, la verdad. Lo cierto es que los libros se inician para ser acabados. Hay libros que se devoran rapidamente, otros que son leídos con parsimonia, quizá por disfrute; y otros que no hay manera de leerlos. Existe aquí un paralelismo con la vida. Un libro, una vida. La vida, dividida en varios libros. Muchas veces ocurre que derrepente, el libro se cierra, o se acaba sin que lo queramos. Y en ese caso, a veces, no decide uno mismo. El final no es el que esperabamos. Y nos da rabia. A veces, no se puede ser el autor y uno de los protagonistas a la vez...
Hace poco, cerré un libro pendiente de un final que no me decidía a finalizar. Pero llegó el final. Y ahora me siento bien. Quizá debí haberlo echo antes. Pero éste era el momento. Y ahora se inicia un nuevo libro: es la segunda parte. Habla de un naufragio y de dos naúfragos. Uno de los naúfragos queda vagando por el mar encima de una tabla durante mucho tiempo, hasta que por fín llega a una playa, a la que hace mucho tiempo llegó el primer naúfrago. Esa playa se llama "Amistad"....

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